En el corazón de Hidalgo, concretamente en el pintoresco pueblo de Metepec, se gestó una celebración que capturaría la esencia de la región: el Festival del Cerdo y el Aguardiente. Este evento, nacido de la pasión por las tradiciones locales y el deseo de compartir la riqueza cultural de esta zona, se ha convertido ahora en un símbolo de la identidad local.